Ahora sí

 Han pasado tantas cosas en todo este tiempo. Ha pasado tanto tiempo entre tantas cosas, que hoy no soy la misma que hace un año, o que hace unos meses.

Hubo un momento en el que creí que estaba viviendo lo que de verdad quería, y que quería las relaciones que tenía. Me di cuenta que no. Y no fue fácil darme cuenta, porque había una voz en mi interior que me gritaba que no era eso lo que quería, y que huyera. Pero la quise silenciar, porque todo era como debía ser, o como yo pensaba que debía ser. Muchas lágrimas más tarde, la voz resonó fuerte en mi interior y me gritó que yo no quería estar ahí. Y tomé la decisión de marcharme de una relación que no me llenaba. En absoluto. 

Decidí elegirme a mí, ponerme a mí por delante de todo y de todos. Aprendí a escucharme, a quererme, a valorarme y a aceptarme tal y como soy. Y cuando mejor estaba, más tranquila, más entera, menos rota, aparece alguien. 

Ese alguien solo buscaba fluir y quise fluir con él. Ese alguien me está enseñando lo que es que me quieran de verdad, lo que es ser la prioridad de alguien, lo que es la amistad también en una relación. Me está enseñando que el amor viene despacito, y no como nos quieren convencer con las películas románticas, donde sienten un flechazo y donde ninguno de los dos personajes tiene claro qué quiere o cómo decirle a la otra persona qué siente. 

No. Me está enseñando que el proceso es un camino lento, disfrutando de cada paso. Me está enseñando que sentirse vulnerable cuando te enamoras no es malo. Es humano. Que tener miedo de dar pasos adelante es síntoma de no querer perder ni estropear lo que se tiene. Me está enseñando que la magia existe pero que hay que creer en ella para que nunca deje de existir. Me está enseñando que una pareja está para lo bueno y para lo no tan bueno. 

Me está enseñando que para los ojos correctos, una persona puede ser una obra de arte; y que para el alma indicada, puede ser una bendición. 

Me está enseñando que cuando es la persona indicada, cada día es un poquito más, y que no hay costumbre en estar juntos todos los días, porque cada día es una aventura. 

Me está enseñando que, todo lo pasado, pasó porque esto tenía que llegar. Porque la vida me preparó para saber qué es lo que de verdad merecía y quería en mi vida: alguien que me mirase y supiese que era yo lo que esperaba. Y que es él lo que pedí y no llegó, porque aún no era el momento. 

Ahora sé que sí. Que es él. Esa persona. Porque cuando le miro siento que estoy en el sitio y en el momento correctos. Y con la persona correcta. 



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