La última
2022 se marcha. Y, como cada año, toca hacer balance. Este año ha sido un año lleno de grandes momentos. Ha sido un año que ha traído consigo momentos de carcajadas, momentos de llantos, de luz y de mucha, mucha oscuridad, momentos de esperanza y momentos de desesperación total. Ha traído amor y también se lo ha llevado. Ha traído a personas nuevas y ha hecho que otras se marchasen. 2022 ha sido un año cargado de enseñanzas. Me ha enseñado que las amistades de verdad, van a escucharte la misma historia las veces que hagan falta; que si tienen que sacarte de tu cama, de la que no quieres salir porque no tienes fuerzas para nada, lo van a hacer. Y que, igual que te van a secar las lágrimas, también te van a reñir si estás haciendo algo mal, y van a reír contigo cuando sea el momento de reírse. Esos amigos son los que van a darte tu tiempo y tu espacio para que tú seas quien ponga el ritmo y la que decida cuándo, dónde y cómo. Los amigos de verdad están, aunque sea en la lejanía. Este