Cierre de 2023


 Como cada año, me siento delante del ordenador a escribir unas palabras que sirvan como cierre de año.

Este año ha sido tan fugaz que ni me lo creo. Parece que fue ayer cuando estaba empezando, y hoy está dando los últimos coletazos.

2023 ha sido un año de mucho aprendizaje y meditación.

Aparecieron nuevas personas en mi vida, que a día de hoy son muy especiales para mí. Y otras, que pensaba que jamás se irían, hoy no están conmigo. A estos últimos tengo que agradecerles el haberme enseñado la otra cara de la moneda, la de que aunque te traten como una persona imprescindible en su vida, un día puedes dejar de serlo. Quizás porque ya no les aportas lo que quieren o porque ha llegado otra persona a su vida que le da lo que tú no tienes. Es así. Hay amigos que te dicen querer, pero cuando les llega alguien nuevo, dejas de valer para ellos.

También han reaparecido en mi vida personas que antes estaban. Hoy vuelven a formar parte de mi día a día. Y me han enseñado que cuando la amistad es verdadera, da igual el tiempo que pase sin veros y sin hablar, si cuando os veis, todo sigue igual que siempre. Volvéis a reír juntas como hacíais antes, volvéis a recordar momentos pasados y a crear nuevos recuerdos, volvéis a buscaros en los momentos difíciles, volvéis a contar la una con la otra. Volvéis a conectar. Porque sí. Porque fueron, son y serán siempre. Gracias a ellas por volver y demostrarme que eso es la amistad. 

En cuanto a emociones, 2023 me ha dado la oportunidad de experimentar por primera vez la felicidad. Siempre le di demasiada importancia a estar enamorada. Este año me di cuenta de que la verdadera felicidad es la tranquilidad. No tener preocupaciones, miedos, rencores. Es dormir y descansar, levantarte y no estar nerviosa por nada. Ni siquiera estar ilusionada o emocionada. 

Este año me di cuenta, un día cualquiera, que me sentía muy tranquila, en paz. Y me di cuenta de que era muy feliz. Para algunos parecerá una tontería, pero quien conozca mi historia, sabrá que la tranquilidad es lo que menos he experimentado en mi vida.

Y toda esta paz y serenidad me las han traído muchos años de tormentas y tempestades, de mucho trabajo individual e interno. Muchas horas sin dormir, pensando. Muchas conversaciones conmigo misma, peleando con mi cabeza para no volver a caer en el pozo. Mandando a callar a esa voz tan pesimista que estuvo tantos años con un altavoz. 

Este año me conozco un poquito mejor, me cuido más y me quiero por encima de todo. Sé lo que merezco y lo que no pienso tolerar. 

Aunque aún queda mucho por trabajar y aprender, me siento muy orgullosa de mí misma. 

Seguiré trabajando en mí misma, cuidando tanto mi físico como mi salud mental. 

Y lo único que quiero pedir a este 2024 es que no me falte mi familia, que sigan como están. Que mis amigos consigan todo lo que se propongan. Que nunca me falte la fuerza y jamás dude de mí misma.

2024 va a ser el año. Sin más. 


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