Fortaleza

A veces confundimos ser fuertes con ser invencibles.

Pasamos por situaciones en la vida que sacan de nosotros una fortaleza que apenas conocíamos. Y, cubiertos con esta máscara, nos creemos invencibles. De pronto, ese muro que rodea nuestro reino
inconquistable muestra una pequeña abertura, por donde puede entrar un mínimo golpe. Y nos tambaleamos. Y volvemos a dejar de creer que somos fuertes.

He aprendido que nadie es invencible, pero que ser fuerte es una opción que debemos elegir para seguir caminando.

Lo que un día creímos que había dejado de doler, vuelve a abrir la herida. Pero estamos a tiempo de retirarnos y crecer en nuestra fortaleza.

Ningún muro es infranqueable, de la misma manera que ningún mal dura eternamente.



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