Morir de amor

Y en aquellos días de derrota, lo único que quería era que pasara el tiempo. El tiempo. Ese amigo del olvido.
En aquellos días oscuros, gritaba en silencio al cielo que cerrara esa herida.
En medio de aquel infierno que me incendiaba la vida habría sido capaz de venderle mi alma al mismísimo diablo si me hacía olvidar ese dolor. Dolor que creía que acabaría matándome. Pero no te mata.

Lo peor de morirse de amor es que no te mueres.

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