Antes y después


Quiero ser sincera.
Me considero una persona natural, sin tapujos y a veces bastante impulsiva. Me dejo llevar mucho por las emociones. Y eso queda plasmado en cada palabra que escribo en este blog. Es mi forma de vaciar el alma.

Hacía días que no me encontraba cien por cien tranquila. Algo rondaba mi cabeza pero no sabía muy bien el qué.
Hoy lo he descubierto.

No soy perfecta y he cometido errores. He ofendido y faltado al respeto. Y como humana que soy, me he arrepentido.

A veces escribo llevada por impulsos y mis palabras siempre muestran todas mis emociones y están marcadas con mucha intensidad. Porque me salen del alma y del corazón.

Quiero pedir perdón a aquellas personas que se hayan podido sentir ofendidas por algo que haya escrito aquí. Suelo escribir por y para mí y no soy del todo consciente de adónde llegan mis palabras.

Por esto mismo, a ti, quiero decirte que gracias por lo que me diste y por lo que has hecho para convertirme en quien soy ahora. Lo intentamos pero no fuimos ni tú ni yo; simplemente no era el momento. Éramos dos almas intensas y así vivimos durante meses, tanto lo bueno como lo malo. 

He sentido mucha rabia hacia ti y hacia la situación que pasé pero hoy puedo decir con la mano en el corazón que fuiste y eres alguien especial e importante para mí.

A veces se malinterpretan las cosas que escribo por la intensidad y las emociones que llevan, y me acarrean dolores de cabeza.

Me quedo con lo bueno, con el cariño que te tengo, que es algo inevitable de admitir. Me quedo con que alguna vez te vi llorar viéndome destrozada por mi propia mente. Me guardo tus intentos y tu esfuerzo por hacerme feliz. Me quedo con las noches en las que nos quisimos.

Quizás el respeto se perdió porque no supimos hacer las cosas bien y hemos seguido haciéndonos daño el uno al otro. Porque somos así, duros, cabezones e impulsivos. Puro fuego.
Un fuego que nos quemó sin querer darnos cuenta.

Pero confío en que sepamos ganarnos el respeto del otro. Jamás quise pasar por tu vida como las modas, y sé que tú tampoco.
Fuiste aquello que la vida me puso en el camino para hacerme fuerte. Para evolucionar.

Fuiste una lección y una experiencia, además de uno de los mayores amores de mi vida.

Y si tengo que quedarme con algo más, me quedo con nuestras risas después del mal rollo, cosa que nunca supimos hacer.
Tú pasaste por mi vida y te fuiste, pero seguiste presente, vigilando mis pasos. Han pasado los meses y ahí sigues, pendiente de todo. 

Qué menos que dedicarte estas palabras para que jamás se te olvide que fuiste un antes y un después, que formarás parte de mi vida eternamente y que por fin me quedo con un buen sabor de boca.

Ha sido un placer que hayas sido mío y que yo haya sido tuya.

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