Vida

Lo que la vida me robó fue todo aquello que necesitaba para ser feliz. 
Quise y no pude. Lo intenté y no lo conseguí.

La vida me robó la felicidad de poder compartirla con alguien a quien quería. Me puso zancadillas y me hizo caer sobre un suelo de cemento. Me hice daño y quise levantarme. Pero la vida me repitió las mismas lecciones hasta que las aprendí. Y me levanté, crecí, me elevé.

Lo que la vida me robó un día, me lo regaló con otra forma. Imperceptible ante unos ojos que no querían ver.

Y así, cuando se me cayó la venda de los ojos, fui consciente de que la vida está para vivirla, no para devolverla intacta. Hay que caerse, partirse la boca, llorar, reír, disfrutar...
Y pude darme cuenta de que el olvido no existe, que simplemente aprendemos a vivir con el recuerdo de aquellos que formaron parte de nuestras vidas y marcaron un antes y un después.

Hoy puedo reírme de todos aquellos que me llamaron loca, porque sé que sueñan con tener mi coraje.

Hoy me siento grande, fuerte, orgullosa. Hoy me miro y veo a una superheroína que me dice desde el espejo: "sí, lo conseguiste".


Hoy tengo un alma invicta. Y será para siempre.

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